
Línea de producción a finales de los años noventa de equipo para televisión por cable en la planta Texscan en Ciudad Juárez, del corporativo Antec Network Actives. Foto: Julián Cardona
El TRATADO de Libre Comercio de América del Norte da tumbos. La cuarta ronda de negociaciones inició ayer en Washington en medio de negros presagios a medida que la administración Trump presiona por cambios que reduzcan su déficit comercial y recuperen empleos de manufactura.
Los malos augurios proliferan.
Al inaugurar la Reunión Anual de Industriales el 28 de septiembre en Monterrey, el secretario de Economía Ildefonso Guajardo afirmó que las amenazas de Estados Unidos en materia comercial se convirtieron en propuestas concretas en la ronda finalizada el día previo en Otawa y advirtió a los empresarios de la CONCAMIN (Confederación de Cámaras Industriales) sobre la necesidad de trabajar en la política industrial interna y buscar diversificar mercados.
En comunicado de prensa fechado el 6 de octubre, Leighton Romney Spilbury, primo segundo del excandidato presidencial estadounidense Mitt Romney y presidente del Consejo Estatal Agropecuario de Chihuahua declaró que el TLCAN “no puede estar sujeto a caprichos o escenarios que busquen beneficiar a un solo país; el hecho de que Estados Unidos abra sus fronteras comerciales únicamente cuando necesite productos agrícolas mexicanos, no responde a los conceptos del libre comercio. Ante este escenario, los productores mexicanos estamos dispuestos a abandonar las mesas de negociación del TLCAN”.
En su comparecencia ante el pleno del senado este martes, el canciller Luis Videgaray no se vio optimista. “México es mucho más grande que el TLC y debemos estar preparados para los distintos escenarios que pueden resultar de esta negociación y solamente seguiremos en este proceso y este tratado si así conviene al interés nacional”.
La influyente Cámara de Comercio estadounidense manifestó ese día su preocupación por el curso que ha tomado la negociación, en palabras de su presidente y ejecutivo en jefe Thomas J. Donohue. “Señoras y señores, hemos llegado a un momento crítico. Y la Cámara no ha tenido más remedio que tocar las campanas de alarma”.
En la víspera del inicio de la cuarta ronda de negociaciones, Donahue fue inusualmente franco: “Hay varias propuestas de píldoras venenosas todavía en la mesa que podrían condenar todo el acuerdo”. Reconoció avances en las negociaciones pero advirtió que “algunos de los temas más espinosos todavía están en la mesa, y más serán lanzados a la mezcla”.
También el martes, Forbes publicó en línea su entrevista para su edición impresa del 14 de noviembre en que Donald Trump volvió a hablar de deshacerse del acuerdo. “Sucede que pienso que el TLCAN tendrá que ser rescindido si vamos a sustituirlo. De lo contrario, creo que no se puede negociar mucho…” Y añadió luego: “Me gustan los acuerdos bilaterales”.
Ayer, mientras Trump se reunía con el primer ministro canadiense Justin Trudeau al tiempo que iniciaba la cuarta ronda, la industria automotriz encendía los focos rojos en relación a las reglas de origen, que Estados Unidos pretende incrementar de 62.5 a 85 por ciento y que el 50 por ciento de este sea estadounidense.
“Si el contenido requerido para alcanzar el rango para un vehículo TLCAN es demasiado alto, la gente puede decir, ‘Mira, es demasiado difícil, es demasiado alto, por lo que sólo enviaremos los vehículos’”, dijo a Bloomberg Don Walker, director ejecutivo de la canadiense productora de auto partes Magna International Inc., «En cuyo caso, pagan el arancel, y es un perder-perder”.
Mark Scarpelli, presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes de Automóviles (National Automobile Dealers Association) había dicho el martes que “Todo lo que eleva el precio de un automóvil afectará en última instancia a los consumidores y las ventas de automóviles”.
Después de su reunión ayer con Trump en Washington, por primera vez el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau ha reconocido que el TLC podría estar en problemas, y Trump dijo que podría considerar un tratado con Canadá y sin México.
La tarde de este miércoles, según Reuters, en medio de una atmósfera “horrible” los negociadores estadounidenses presentaron la llamada ‘cláusula atardecer’ que ordenaría la expiración automática del tratado cada cinco años a menos que los tres países votaran periódicamente para continuarlo, una disposición que, de aceptarse, introduciría incertidumbre en las inversiones y haría el TLCAN inoperante.
Algunos piensan que la renegociación es una mascarada.
En mensaje de correo electrónico dirigido al New York Times, Michael Camuñez, ex subsecretario de Comercio en la administración Obama considera que los negociadores estadounidenses, “Simplemente están encubriendo a Trump para hacer lo que realmente quiere: retirarse del acuerdo”.
“El TLC no va a ninguna parte. Esta cosa va al retrete”, dijo hoy Jerry Dias, presidente de Unifor, el sindicato de trabajadores del sector privado más grande de Canadá.